Solito matrum de more locuta. El discurso materno: el caso de Cornelia

  • Sancineto, Laura Verónica (UBA)
Resumen

La figura materna en la Antigua Roma reviste 1 cierta complejidad: por un lado, las
madres estaban implicadas en la educación de sus hijos durante los primeros años de vida y debían
proveerles –idealmente– “ethical, and perhaps linguistic, standards” (Dixon, [1988] 2014, p. 121); por
otro, desde el punto de vista del derecho, estaban privadas de poder sobre ellos, que recaía, en cambio, en
el paterfamilias. Esto no ha impedido, sin embargo, que a lo largo de la historia haya habido matronas
romanas involucradas en la vida política de sus hijos varones o en decisiones que conciernen a la vida
privada familiar. En esta comunicación, analizaremos una serie de discursos que se enuncian desde la
posición de mater, donde esta intenta persuadir o bien a los hijos o bien al esposo: el discurso de Cornelia
a Cayo Graco (Nep. fr. 59); el de Venus a Cupido (Verg. Aen. 1.665-76) y el de Amata a Latino (Virg.
Aen. 7. 354-66) en la Eneida; y el de Veturia a Cayo Marcio Coriolano (Liv. 2.40) en Historia de la
fundación de Roma. Nuestro interés es relevar las estrategias discursivas utilizadas y ver desde qué lugar
la maternidad opera como instrumento de persuasión.
Pondremos principal foco en la carta de Cornelia al tratarse del único discurso no ficcional de la
selección (retomamos, en este punto, a Hallett [2002], quien en los últimos años ha hecho significativos
aportes en la discusión a favor de la autenticidad de los fragmentos).
Por último, algunas estudiosas del género en la Antigüedad han sido categóricas en rechazar que
en estos fragmentos se encuentre algún rasgo vinculado a un “estilo femenino” (Hemelrijk, [1999] 2005,
p. 188; Hallett, 2002, p. 37). Queremos proponer, sin embargo, que ciertas particularidades léxicas y
sintácticas presentes en la carta podrían vincularse con características de un determinado lenguaje
femenino.
Palabras clave: mater - retórica - discurso - género - Cornelia
¡Hijo mío! Respeta este seno y apiádate de mí. (Hom. Il. 22.77-89)